martes, 2 de diciembre de 2008

ICE BAR - un antro de hielo.


De principio, no parece nada singular: otro antro de los muchos sin nombre que han circulado por Av. Nuevo León, casi en su cruce con Tamaulipas. De hecho, la entrada del banco contiguo resalta mucho más que la del lugar. Desde fuera, lo más llamativo es el letrero que pende del segundo piso: “Ice Bar”. Así de botepronto, el nombre parece otro lugar común condesero, pretencioso. Sin embargo, una vez dentro, uno se percata de que el nombre pecará de descriptivo, pero no de pretencioso. En efecto, el antro es de hielo. Y sí, está en la Condesa.
La visita cuenta como experiencia, pero no es para cobardes. Primero hay que sortear la entrada, que es un poco estrecha y se achica aún más cuando la fila va llegando al elevador. Una vez arriba, de inicio, parece un lugar, aunque bonito, bastante común: paredes negras, una pequeña pista de baile, barra y balcón de fumadores, silloncitos lounge y apenas unas luces amarillas, difuminadas, que iluminan justo lo necesario. La verdadera sorpresa, sin embargo, está al fondo a la izquierda. Un montón de gente se arremolina en lo que parece ser un guardarropa nocturno, justo antes de una gran puerta metálica. Lejos de verse más ligeros, todos abandonan el guardarropa con pinta de esquimales: enormes abrigos de nylon, guantes y gorros con peluche en el borde. Traspasan la puerta, entusiasmados: dentro está el antro de hielo más grande del mundo.
Para nuestros ojos región 4, la descripción más cercana es la de un refrigerador industrial, como de súper. Bueno, eso, pero con el lujo de un hotel cinco estrellas: las paredes están hechas de enormes cubos de hielo tallados a mano, igual que los asientos, que están cubiertos, además de piel, para no mojar la retaguardia. También hay una barra que ofrece sólo shots. Tal como lo imaginas: los shots están servidos en caballitos de hielo.
El Ice Bar es único por otra razón: mientras que todos los demás antros de hielo del orbe tienen al vodka como bebida de casa, el Ice Bar sirve tequila Tradicional helado.
La experiencia hay que tenerla, aunque eso sí, difícilmente aguantarás más de 15 minutos de corrido dentro del salón de hielo. No te preocupes: fuera, la música es cumplidora: onda lounge-indie-pop-hip-hop-cool. El cover cuesta $200, pero incluye un shot de hielo, así que seguro lo desquitas. La última recomendación: no es un antro apto para usuarios de Converse. No porque en la cadena te prohíban el paso, sino porque el frío te va a calar sabroso.

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